«Echaron abajo una casita cubierta de hiedra que me gustaba mirar de lejos» de Pilar Miralles Castillo gana el 34° Premio Jóvenes Compositores Fundación SGAE-CNDM 2023.

El lunes 27 de noviembre se celebró la final del concurso de composición donde compiten jóvenes compositores menores de 35 años. El concierto tuvo lugar en el Auditorio 400 del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, con la interpretación del ensemble CrossingLines, dirigido por Lorenzo Ferrándiz.

El resultado de la final del concurso determinó el siguiente orden de premios:

–  Primer premio, Xavier Montsalvatge: Echaron abajo una casita cubierta de hiedra que me gustaba mirar de lejos de María del Pilar Miralles Castillo, con un premio de 6000€.

–  Segundo premio, Carmelo Alonso Bernaola: Cants de Plaga de Enric Jaume i Masferrer, con un premio de 3000€.

–  Tercer premio, Francisco Guerrero Marín: Neighborhood de Esther Pérez Soriano con un premio de 1500€.

–  Mención honorífica, Juan Crisóstomo Arriaga: Mitos de una regresión deliberada de Vicent Giner Albert con un premio de 1200€.

Además, la ganadora del concurso se convierte en compositora residente de la Red de Músicas de Juventudes Musicales de España durante la temporada 2024. El primer premio implica el encargo de dos piezas de cámara, recompensadas con 1500€ cada obra. A su vez, la ganadora de la actual edición participará en el Programa de Residencias Artísticas de Juventudes Musicales de España y la Fundación Cerezales Antonino y Cinia.

Un galardón otorgado por el jurado compuesto por María José Belenguer, Juan Delgado Serrano (ganador del concurso en la edición de 2020), Ferrer Ferrán, Marián Gutiérrez Urbaneta y Sergio Luque.

Acerca de la obra Echaron abajo una casita cubierta de hiedra que me gustaba mirar de lejos es una alegoría del gradual olvido rural ante el avance del moderno diseño urbano. El texto, cantado por una soprano que se hace presente en el espacio, hace referencia a los últimos vestigios de la vida rural pasada en lo que un día fueron las afueras de la ciudad, hoy engullidas por las órdenes de demolición y expansión inmobiliaria de la actualizada y optimizada gran metrópoli. La vida en el campo se apaga lenta y blandamente, como lo hace esta obra a través de la ausencia progresiva de sus intérpretes, recordando a la vez el valor del silencio y el no-tiempo. El poema es de mi autoría y cuenta cómo…

La echaron abajo.
Echaron abajo una casita cubierta de hiedra que me gustaba mirar de lejos.
La echaron abajo,
antes de que pudiera acercarme para componerla. Ahora sus ruinas yacen cubiertas por la nieve, en medio del campo.
Creo que parte de la chimenea sigue en pie. Quizá con componer sus ruinas baste,
pero considero este hecho
una gran pérdida.
Sólo queda allí la luz amarillenta,
luz sucia que las farolas arrojan sobre la noche, y que me impide ver las estrellas.