El efecto Mahler en San Sebastián

El inicio de la temporada de la Euskadiko Orkestra se presentó con la programación de Akelarre. Rapsodia vasca nº2 de Pascual Aldave y la Sinfonía 9 de Mahler, con una gira de 5 conciertos en las ciudades de Bilbao, Vitoria, San Sebastián y Pamplona.

La anacrusa de Robert Treviño daba inicio a la segunda sesión del concierto programado en la ciudad de San Sebastián el pasado miércoles 2 de octubre. La Rapsodia vasca nº2 de Pascual Aldave era la obra escogida para comenzar la temporada 24-25, con una programación de conciertos interesante que incluye la interpretación de alguna obra “inusual” en las programaciones habituales. Tal y como explicaba Mikel Chamizo en las notas al programa, la obra de Aldave nace de un encargo de la Diputación Foral de Gipuzkoa en el año 1986 y llegaría a materializarse en su versión definitiva 10 años después. De sus distintas versiones del ballet surge la Rapsodia vasca nº2, inspirada en la obra de Pío Baroja, La dama de Urtubi.

La sonoridad de la pieza se resuelve con una escucha sencilla, donde la disposición temática permite la fácil identificación de las distintas melodías que estructuran el discurso. Este hecho viene acompañado de una orquestación efectiva que, aunque no presenta ninguna innovación representativa, ofrece una escucha asequible para el oyente. Además, presenta encadenamientos melódicos que se llevan a cabo de manera abrupta y un despliegue armónico que oscila entre un tonalismo evidente y ligeras disposiciones con sonoridades impresionistas.

Euskadiko Orkestra en en Euskalduna Bilbao. Foto: Enrique Moreno Esquibel.

Después de los 24 minutos de música de Aldave, tuvo lugar el descanso que prepararía al oyente para la escucha de la última sinfonía de Mahler. El dominio de Robert Treviño en la dirección musical se transmitió exitosamente a la interpretación de los músicos de la Euskadiko Orkestra. La exigencia técnica de Mahler lleva tanto a músicos como a directores a un trabajo formidable, que cuando se ejecuta correctamente proporciona al oyente una mayor satisfacción. El diseño discursivo propuesto por la Euskadiko Orkestra fue respaldado por la gran ovación del público, que pese a ser un concierto de larga duración, finalizó con intensas rachas de aplausos.

Sin duda, el propio contexto de la obra añade una simbología que se refuerza con los pasajes escritos por el compositor. Si estas características no fueran suficientes, en MIKROKOSMOS ya hemos comentado el fenómeno tan peculiar con la programación de obras de Mahler. En la newsletter del mes de febrero nos preguntamos las razones por las que la música de Mahler genera tanta audiencia en las salas de concierto en Valencia, y viendo el éxito de la segunda sesión en el Kursaal, encontramos la misma evidencia. ¿Tal vez sea el último gran sinfonista? O quizás sea que los estudiantes repasan año tras año sus respectivos solos en el Orchester Probespiel… A pesar de la notable extensión de estas piezas, ¿por qué ocurre este fenómeno? El debate resulta interesante y se refuerza viendo las programaciones de las respectivas orquestas. La Sinfonía 9 de Mahler da inicio a la temporada de la Euskadiko Orkestra, y la Sinfonía 7 la cerrará. Un éxito asegurado para los programadores, ya que el nombre de Mahler ocupa más butacas que el de las sinfonías de Beethoven.

De este modo, finalizaba el primer concierto de la temporada, dejando una gran expectativa sobre la forma de abordar los siguientes programas de la Euskadiko Orkestra. Precisamente en su siguiente programa se anunciaba el Concierto para clarinete de Kaija Saariaho, D’om le vrai sens, al que le dediqué un breve artículo. Sin embargo, recientemente ha sido intercambiado por el Concierto para clarinete de Mozart con Mark Simpson como solista. Desde MIKROKOSMOS deseamos que pronto pueda sonar en San Sebastián el concierto de Saariaho con el mismo Kari Kriiku como solista.

Reseña de Álvaro Pérez Sánchez

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